Vuelta a las Copas

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Parece tan lejano aquel 6 de diciembre de 1995, en el que de la mano de Miguel Ángel “El Zurdo” López, el Rojo se consagraba campeón de la Supercopa ante el Flamengo en el mítico Maracaná.

Pero acá estamos, casi 15 años después, con una nueva ilusión a flor de piel. Esa que nos invade a cada uno de los hincha del Club Atlético Independiente, esa ilusión de la que somos presos… la de alzar nuevamente una Copa.

Atrás quedó aquel partido con Estudiantes de hace 2 años. Hoy en día todos queremos -necesitamos-  volver a ser el Independiente temido por los demás, el de la mística copera, el del paladar negro, el verdadero Orgullo Nacional, los poseedores de la corona absoluta. Y digo “ser” porque esto es lo que genera el amor, no se habla en tercera persona en estos casos. Cuando se gana, ganamos todos, igual que cuando se pierde. Por eso es que las victorias como las derrotas se sienten tanto y van más allá de ser un simple resultado deportivo.

En todos los casos el sentimiento es compartido. El Rojo exige un amor al punto de dominarnos por completo, de ser nuestro amo, al cual le somos fieles a pesar de todo. Un amo que hizo que se nos llenaran los ojos de lágrimas tantas veces, por alegrías como por tristezas. ¿Cómo no sentirnos así? Cómo no ilusionarnos si ésta es la vuelta a ser lo que fuimos, a volver a estar en los planos internacionales, a estar en boca de todos.

Por eso es que la Tierra gira, hoy,  menos veloz a medida que se acerca la hora y ya nada más importa. Empieza el ritual que se repite todos los fines de semana, con la salvedad de que es jueves, lo que ya tiene un plus especial por lo que anticipa. El ponerse la camiseta -esa camiseta que vistieron tantas glorias del club que enamoraron a innumerables personas a partir de la tradición de juego basada en el respeto a la pelota-, agarrar el carnet y salir con la frente en alto por el orgullo que implica ir a ver a Independiente y más en un partido de ésta magnitud.

Y así es como todos llegamos a la cancha, cada uno por su lado, separados, pero una vez adentro somos uno. Son casi ínfimas las ocasiones en la que miles de personas tienen un objetivo en común. Pero solamente por Independiente es como nos convertimos en un único ser, que en este caso se une para alentar al equipo, para demostrarle lo que sentimos … que es la alegría por la que nuestro mundo gira.

Pero además de todo lo que implica que de por sí que juegue Independiente, éste es el primer partido en el Estadio Libertadores de América por una competencia internacional, lo que hace al encuentro más que especial. La vieja Doble Visera disfrutó de todos los títulos locales e internacionales del Rojo, ahora le toca al Libertadores ser el escenario principal. A diferencia de la anterior clasificación a la Sudamericana en el 2008, hoy somos locales de verdad y tenemos que hacerles sentir eso al resto. Tenemos que hacer de nuestra casa una fortaleza, donde los demás clubes sientan el temor de enfrentarse a Independiente como local por el apoyo de la gente.

Así que éste es sólo el comienzo… hoy por la noche vamos a dar el nuevo puntapié inicial para volver a ser lo que nunca tendríamos que haber dejado de ser, el único Rey de Copas… en éste día y cada día.

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