El mensaje no se entiende

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La racha negativa en el Libertadores de América no se puede cortar e Independiente sigue dejando puntos el camino. Ni el cambio de entrenador, ni la complicación con el descenso ni el aliento de la gente que acompañó al equipo frente a Vélez fueron suficientes para que los dirigidos por Ramón Díaz den muestras de una reacción final para salir definitivamente de este mal momento.

La forma en que Independiente pierde es de por sí humillante, desde el punto de vista de caer derrotado ante rivales que no se esfuerzan mucho para llevarse los tres puntos. Con un equipo alternativo que se encontró con un gol casi regalado, a Vélez le alcanzó para quedarse con una victoria que no corrió peligro de ser arrebatada en ningún momento. De hecho, la actitud que se había visto hace unos días frente a Atlético de Rafaela estuvo totalmente ausente en la mañana de este domingo.

Cabe preguntarse si la rotación que ensaya Ramón Díaz está “desacomodando” al equipo, aunque en el peor de lo casos seguiría siendo injustificado que los jugadores tengan errores infantiles que cuesten partidos. La motivación y el orden táctico que había pregonado el nuevo entrenador en su llegada es muy intermitente en un plantel que no termina de reaccionar y que no toma conciencia de la complicada situación que se está viviendo.

El aliento de la gente tampoco parece llegar, sobre todo en virtud de las exigencias que los jugadores no pueden cumplir. La impaciencia en los hinchas es cada vez mayor y no es para menos, pero de la otra parte no se ven respuestas definitivas, ni mucho menos señales que muestren un compromiso de equipo. El mensaje que transmite “un panorama crítico que urge ser mejorado” no se entiende en el plantel, y la situación es poco alentadora en vistas al clásico de Avellaneda.

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