Independiente goleó 3-0 a Platense por la fecha pendiente del Torneo Clausura en Avellaneda y cortó la nefasta racha sin ganar.
Pocas veces se vivió un partido así. Billetes para “incentivar”, comida para perros, una lluvia estruendosa de silbidos hasta en el saludo histórico de los jugadores. Cataratas de insultos hacia Néstor Grindetti, Daniel Seoane y el resto de la comisión directiva. Una tensión que se cortaba con cuchara. Y eso se notó dentro de la cancha.
El Rojo, desde que comenzó el encuentro, mostró la inestabilidad que lo caracterizó durante todo este semestre. Pero, a diferencia de las anteriores presentaciones del equipo, esta vez hubo una mezcla de suerte y destino. Parecía que había que llegar a esta situación para poder volver a festejar tras 90 minutos. Y fue a los tumbos que encontró el gol, porque no hasta ese momento no había hecho demasiado para merecerlo. A los 25′, una carambola en el área Calamar derivó en una definición de Gabriel Ávalos desde el piso, milimétricamente adelantado, para el 1-0.
Era tanta la bronca acumulada que hasta en el festejo de gol hubo reproches y alimento balanceado arrojado a donde estaban los futbolistas, lo que generó la reacción de Santiago Montiel. Y la alternancia entre alegría por que Independiente ganaba y la decepción de llegar a esta situación siguió hasta el final.
Ya en el complemento, Quinteros mandó a la cancha a Felipe Loyola, que marcaría el 2-0 a los 70′ con una jugada típica del chileno de hace no mucho. Despliegue desde mitad de cancha para llegar al área rival y así convertir. Finalmente, Lautaro Millán, la figura del partido, liquidó el trámite gracias a un gran pase de Iván Marcone -otro que entró en el segundo tiempo- al definir cruzado con precisión en el minuto 89. 117 días después, el Rey de Copas volvió al triunfo. Nada maquilla el paupérrimo semestre del equipo, pero ahora, con sólo tres compromisos restantes en 2025, es crucial poder terminar con más victorias en el bolsillo.
