Todo era cierto

0

Independiente fue campeón de la Copa Sudamericana 2017. A diferencia del título de 2010, se vio un fútbol que hizo rememorar a los más grandes las épocas doradas del club. Y a los más jóvenes, nos hizo ver que todas esas historias eran ciertas.

Esa mística de la que tanto nos hablaron nuestros padres, que no la pudimos vivir los más jóvenes, los que nacimos en la década del ’90 en adelante, estuvo presente a lo largo de 2017. En la altura de Perú, para ganar como visitante frente a Alianza Lima; en el Libertadores de América, para revertir series como la de Atlético Tucumán y Libertad de Paraguay, y para aplastar a Deportes Iquique y a Nacional. Estuvo presente en esa caminata hasta la mitad de cancha y en esos brazos en alto que tanto nos relataban nuestros viejos, en esa presencia dentro de la cancha que le hacía temblar las piernas a los demás, en esa camiseta que no se doblegó ni ante perjuiciosos fallos arbitrales.

No es que nos costó creer en esa mítica historia. La creíamos tal cual la contaban, pero los malos tratos y los duros golpes del tiempo nos hicieron poner en duda si fue realmente tan así, si realmente se habían logrado esas hazañas inalcanzables. ¿Cómo fue que salimos campeones sólo con ocho jugadores, de visitantes y con un país en contra, si hasta perdimos de local ante Brown de Adrogué ¿Cómo decís que salimos campeones mundiales ante la Juventus en Italia si tuvimos que volver a Primera mediante un partido desempate frente a Huracán? ¿Cómo es que fuimos el primer equipo no brasileño en dar una vuelta en el Maracaná?. Y fue así, muchachos. Como lo vimos el miércoles por la noche, con los pibes de Ariel.

Todo, todo lo que me contaba mi viejo, lo que me enseñó a tener en mi sangre como una religión ortodoxa inmutable e inviolable, quedó demostrado en esta Sudamericana que era verdad. Que estaba empolvada, puede ser. Pero esa mística copera que estaba en la camiseta de Bochini, Marangoni, Burruchaga, Santoro, Pavoni, Mondragón y demás glorias, la tenían puesta ayer los 28 leones de Holan. Y a ellos, a todos, les damos las gracias. Por hacernos ver que nuestros viejos nos enseñaron bien. Por mostrarnos esa estirpe del Rey que reclama lo suyo y se sienta en su trono, para ver a los demás bufones hacer ruido y sólo reírnos de ellos. No fueron en vano tus palabras, viejo. Todo era cierto.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here