Alivio entre la necesidad y la urgencia

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En medio del mal clima en las tribunas por el repudio a los barrabravas y dirigentes, en la cancha había otra historia no menos importante. Un Independiente que hasta el momento no había encontrado el rumbo y que ya no tenía un entrenador fijo, se llevó un trabajado triunfo como local ante San Martín de San Juan que le permite tomar un poco de aire en el Apertura 2011. Si bien no se vio un mejor nivel de juego que en los partidos anteriores, la situación exigía que los tres puntos debían conseguirse de cualquier forma, y eso fue lo que ocurrió.

El rendimiento estuvo lejos de ser el adecuado para conseguir buenos resultados, aunque se vio una cuota importante de compromiso por parte de los jugadores que fue fundamental para soportar la reacción del equipo sanjuanino, puntualmente en el segundo tiempo. Independiente se había encontrado con dos goles casi por accidente y debía aprovechar la ventaja en un partido que contó con mucha voluntad pero poco fútbol, y el destino quiso que lo pueda lograr.

En la primera mitad, las limitaciones habían sido más notorias en el mediocampo y el ataque, ya que el equipo de Cristian Díaz no podía cruzar con facilidad la mitad de la cancha. La ausencia de Fredes volvió a sentirse en medio de la floja actuación de Battión y de un Pellerano que cargó con los errores de sus compañeros. Por las bandas, tanto Cabrera y Vélez, como Maxi Velázquez y Ferreyra, intentaron avanzar con pocos recursos para aportar más poder ofensivo al equipo y hacer llegar la pelota a Parra y Marco Pérez, aunque la imprecisión en muchas ocasiones fue más fuerte, tanto del lado de quien daba el pase como de quien recibía.

Las cosas se complicaron más en el complemento, ya que San Martín había logrado el descuento y no quería volver a San Juan con las manos vacías. El equipo de Garnero aprovechó las malas salidas de Independiente en defensa y las flojas respuestas de Gabbarini en el arco para crear situaciones de riesgo, aunque el oportunismo de los dirigidos por Cristian Díaz pesó más a la hora de sostener la ventaja en momentos claves. No obstante, la diferencia en el marcador pudo haber sido mayor si Parra, Vélez y Marco Pérez hubiesen sabido concretar las tres chances clarísimas de gol que tuvieron.

Por último, poco se puede decir o analizar del entrenador interino del Rojo. Si bien es cierto que el DT realizó cambios que no fueron ofensivos bajo ningún concepto, también es verdad que los puntos se necesitan más que el aire para no sufrir en lo inmediato, y mucho menos a futuro. El clásico 4-4-2 conservador que muchas veces se vio en los mandatos provisorios de Miguel Ángel Santoro, repitió con Christian Díaz, aunque la obligación por conseguir resultados en forma imperiosa importa más que la forma de juego adoptada. Habrá tiempo para corregir, posiblemente con otro entrenador, pero entre la necesidad y la urgencia, se consiguió el alivio tan ansiado para trabajar mejor.

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