Independiente perdió 1-0 contra Universidad de Chile como visitante, por la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana.
Lo perdió solo el partido. Uno de los grandes problemas del Rojo en este semestre viene siendo claramente el nivel de sus mediocampistas. Es preocupante la facilidad que tienen los rivales de turno para atacar las espaldas de Felipe Loyola y Luciano Cabral, sumado a la gran cantidad de errores no forzados y la falta del gol.
El comienzo alentador que tuvo el equipo en los primeros 15 minutos se fue esfumando con la merma de quienes deben encargarse de cuidar la pelota y generar juego. Las pocas chances que generó, la falta de decisión del 10 o malas decisiones en la finalización, tiraron todo a la basura. La U fue siendo superior en el juego cuando se apoderó de la mitad de la cancha. Y así llegó al gol. A los 36′, Lucas Assadi recibió a espaldas de Loyola y remató esquinado para vencer a Rodrigo Rey.
La misma escena ocurrió en el complemento, porque nuevamente los de Julio Vaccari fueron superiores el primer tramo del segundo tiempo, y lentamente se fueron apagando. Sin embargo, cuando parecía volver a cargar batería, la expulsión de Matías Abaldo a los 73 minutos sentenció a un Rey de Copas que, si dejaba de tomar malas decisiones, estaba para empatarlo.
¿Lo positivo? Volvió Sebastián Valdéz, que entró por el lesionado Nicolás Freire, y demostró por qué jugó infiltrado dos meses.
El técnico debe encontrar soluciones rápidamente, porque en una semana se puede esfumar toda la ilusión generada en el hincha de Independiente. Con los mismos jugadores que el semestre pasado y 7 refuerzos, juega peor. Final abierto, se define en casa.