La costumbre de echarle la culpa de los demás: volumen II (columna de opinión)

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Asegurar que el fútbol argentino es limpio dista de la realidad. También lo hace la idea instalada de que está digitado de principio a fin. Y si así lo creen muchos: ¿Para qué van a la cancha? ¿Para qué miran los partidos? Ningún extremo es bueno, nada es absoluto. Los insultos y las quejas por los arbitrajes no son parte de algo novedoso. Pasó siempre, en Argentina y en todos lados. Y son oportunistas. Cuando un equipo es beneficiado, reina el silencio. Cuando es perjudicado, se patalea para todos lados, caiga quien caiga. Y cuanto más cerca se está del final de la temporada, se dimensionan aún más los errores.

¿Por qué Jorge Miadosqui, Presidente de San Martín de San Juan, quiere instalar que quieren salvar a Independiente? El mismo que ayer se quejó por el segundo penal en contra que cobró Patricio Loustau ante Atlético Rafaela, no alzó las voces cuando su equipo derrotó a Unión una fecha atrás con dos goles en offside. Tampoco lo hizo ante All Boys, cuando le cobraron un penal en contra que no fue, pero no sancionaron un claro golpe de Reinaldo Alderete a Santiago Montoya Muñoz, que era penal y expulsión.

Con la derrota de San Martín de ayer, no sólo festejó Independiente. También lo hicieron Quilmes y Argentinos, rivales en la lucha por no descender. El Presidente de los sanjuaninos, quien está en el cargo desde el 2004, jamás hizo referencia al escandaloso ascenso de su club ante Huracán en el 2007 con el arbitraje de Daniel “Sargento” Giménez. ¿Una cosa borra a la otra? No. ¿Se quiere tapar un error de hoy con el de ayer? Tampoco. El punto es que todos son beneficiados y perjudicados fecha a fecha.

Si quisieran salvar a Independiente, no se entiende cómo llegó a esta situación. Hubiera sido más fácil que los jueces lo favorezcan en las 31 fechas que van de la temporada. ¿Lo favorecieron? Sí. ¿Lo perjudicaron? También. Así como Néstor Pitana no cobró un claro penal de Gabriel Vallés en la fecha 8 del Torneo Inicial ante All Boys, no lo hizo con la mano de Leandro González Pirez ante Fabián Vargas frente a River en el mismo torneo. El mismo juez decidió no cobrar un claro penal a Luciano Leguizamón, 1 metro adentro del área, ante Godoy Cruz en la quinta fecha de este torneo. Independiente le empató a Boca en este campeonato con un offside muy claro de Ernesto Farías. Tan claro como el penal y la no expulsión de Lucas Orban a Federico Mancuello ayer ante Tigre.

Los errores arbitrales determinantes son contados con los dedos de la mano en el conjunto de partidos que te llevan a una situación de descenso, ya sean 38, 76 o 114. Siempre va a ser más fácil responsabilizar a los malos arbitrajes, que hacer autocrítica respecto del juego del equipo. Una cosa no quita a la otra, jamás. Pero hacer hincapié en el juez y dejar de lado los goles insólitos que pierde un equipo o las graves fallas defensivas, marca un fuerte interés en instalar algo que no es. Si Independiente desciende, el fútbol no se va a limpiar y si se salva, no se va a ensuciar más. Independiente no está salvado y faltan siete fechas. Sea cual sea el resultado, será merecido por méritos o fallas propias, no por arbitrajes. Mientras tanto, que siga el circo. La costumbre de echarle la culpa a los demás.