Se acabó el tiempo (Columna de Opinión)

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(Columna de Opinión de Martin Gasparet)

Con algunos cambios en la formación titular por el desgaste del partido de Copa ante Argentinos y con la teoría  de mantener un crecimiento futbolístico que se había iniciado en Rosario y asentado con la clasificación a la siguiente fase de la Sudamericana, el encuentro como local ante Quilmes alimentaba la ilusión de seguir sumando puntos para crecer en el campeonato local.

Toda la expectativa creada desde los resultados quedo sepultada desde el juego esbozado otra vez por Independiente. Dentro del marco de un partido que pareció encajarle mejor a Quilmes que de visitante y con la urgencia de sumar puntos se llevo uno de Avellaneda ante la pobre oposición del equipo de Daniel Garnero.

Era una fija que el equipo de Tocalli mostraría un planteo mezquino apremiado por la necesidad  de cara a su pelea por no descender, línea de cuatro defensores con un mediocampo aguerrido y solamente con Raymonda y Morales como jugadores ofensivos, se llevo lo que fue a buscar ante un Independiente que volvió a demostrar las mismas falencias de este semestre.

La situación es apremiante desde el punto de vista netamente futbolístico, un equipo que no responde, donde no hay recambio ante las variantes que intenta el técnico y con un nivel muy bajo en lo individual de algunos jugadores aunque el principal obstáculo que muestra  este equipo es la falta de una idea de juego.

Ayer era el que debía proponer el trámite del partido y jamás tomo ese rol. Pero no solo carece de iniciativa, si no que tampoco se acomoda a otra forma de juego.

En lo individual, Godoy era el mejor jugador del mediocampo y ayer al jugar de volante por derecha, para el ingreso de Battión perdió lucidez y claridad a la hora de la recuperación. Mareque dejo la defensa para ubicarse en un puesto que no conoce y deambula sin saber cuándo marcar o atacar todo esto para que juegue Maximiliano Velázquez, otro refuerzo que no encuentra su nivel y encima implica la salida del equipo de Mancuello uno de los mejores en los primeros partidos.

Todo esto sumado a una pareja de defensores centrales  con mucho futuro, pero sin un referente al lado que ayude a su crecimiento, y un sistema ofensivo que no funciona salvo la categoría de Andrés Silvera.

Pero el clima no ayuda, el contexto asfixia y los tiempos se acortan entonces el panorama es incierto sin respuestas  anímicas, no hay respuestas tácticas y las estadísticas comienzan a pesar de cara al futuro.

El tiempo apremia, ya no hay paciencia, se perdió todo el crédito y las soluciones no alcanzan para estar a la altura de una historia que comienza a ser testigo de un presente paupérrimo.

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