Bochorno

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En un partido muy disputado y mal jugado debido a las falencias futbolísticas de cada equipo y las condiciones climáticas, Independiente perdió 1-0 contra Racing por un penal inexistente que cobró Mauro Vigliano en tiempo de descuento.

Esta vez no hubo un héroe. Tampoco hubo justicia. Lo que sí volvió a repetirse fueron las pocas ganas de salir a buscar el partido ante un débil rival y un fallo del juez de turno que perjudicó al Rojo. Parece que no alcanza con ir a la Asociación del Fútbol Argentino una vez cada seis meses.

“Si te pones la camiseta de Independiente nunca podés pensar en meterte atrás”, dijo Pedro Monzón, uno de los ayudantes de Julio Falcioni, en la previa del Clásico. Esta noche en el Cilindro pasó todo lo contrario. Las más clara fue un mano a mano que Jonathan Menéndez desvió tras un zurdazo en la primera mitad. Después, en ofensiva, fueron insinuaciones demasiado leves.

Independiente apostó a forzar errores del rival, esperar y salir de contra. Como siempre. Pero la pasividad para cambiar de ritmo, las malas decisiones y las pocas ideas le facilitaron el trámite al local. Racing lo arrinconó casi pidiéndole permiso y tuvo para ganarlo en los 90 minutos.

Sin embargo y cuando el empate parecía lo más justo por el pobrísimo nivel mostrado por ambas partes apareció la figura de la noche. Iván Maggi entró al área, se dejó caer ante la marca de Sergio Barreto y Vigliano, que aún no sabemos qué vio, cobró penal. Bochornosa decisión. Copetti lo cambió por gol y le dio el triunfo a Racing.

Ese fallo desviará por un momento el foco de atención. Las miradas caerán sobre el juez pero Independiente, puertas adentro y futbolísticamente hablando, no puede justificar esta derrota solo por eso cuando en más de 90 minutos le generó una sola chance a un pobrísimo Racing. Lo de Vigliano hoy fue un bochorno y lo planteado no estuvo, ni por asomo, a la altura de la historia.

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