El estandarte del triunfo

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Que Independiente no juega bien, no es noticia. Mucho menos si decimos que el Rojo ganó algunos partidos sin merecerlo. Fue así en la primera fecha, cuando derrotó como local a Belgrano con un gol agónico de Emiliano Rigoni, o también en los últimos dos cruces contra los últimos de la Zona 1. Pero, ¿qué cambió en el equipo que alternó triunfos y empates y solamente perdió en dos ocasiones?

La primera respuesta que al común de la gente se le puede llegar a ocurrir sería la sencilla: el arquero. Pero no es tan así. Si bien el ingreso de Martín Campaña y la salida de Diego Rodríguez del arco descomprimieron bastante los ánimos en la tribuna, no es el “1” el que te hace ganar partidos. En el mejor de los casos, el guardameta te puede asegurar un empate, la igualdad en el resultado y nada más, como se vio en las últimas fechas. Pero hay una pieza en el rompecabezas que fue fundamental para la remontada que tuvo Independiente, de la 6º fecha hasta la 8º, que le permitió treparse a los puestos de arriba cuando todo parecía perdido luego de la derrota contra River en el Monumental: el uruguayo Diego Vera.

Aunque Viruta tenga un solo gol en lo que va del torneo, fue un eje fundamental del equipo, cuerpeando, marcando, peleando pelotas como él sabe y tirando incontables diagonales que sus compañeros pocas veces aprovecharon. Ojo, enseguida van a saltar los que digan: “Hey, pero Vera viene jugando desde la tercera fecha” ó “En la primera ganamos y Viruta ni jugó”. Ambas son verdades, pero hay que calar un poquito más hondo.

Empecemos con la última afirmación y más corta de explicar. El Rojo consiguió los tres puntos contra el Pirata en el Libertadores de América, pero fue en un mal partido y con un gol agónico a los 41 minutos, en un contraataque en el que Claudio Aquino aprovechó la banda derecha para encontrar a Rigoni, quien la mandó a guardar en posición de “9”. Antes, Independiente no había tenido ninguna otra oportunidad para anotar.

La otra expresión es un poquito más difícil de sustentar, pero no tanto. En una seguidilla de cuatro partidos (Godoy Cruz, Rosario Central, Racing, River), Viruta ingresó en todos los segundos tiempos (recordemos que se recuperaba de la famosa lesión que lo dejó afuera de la final de la Liguilla Pre-Libertadores ante Racing), jugando 10’, 23’, 30’ y 34’ respectivamente. Sólo en uno de esos encuentros (frente al Tomba) hizo dupla con Germán Denis; en todos los demás, el entrenador lo mandó a la cancha para reemplazar al Tanque. El tan poco tiempo que cancha y lo relevante que era para el equipo, llevó a algunos periodistas a consultarle a Mauricio Pellegrino por qué el delantero no tenía más minutos de juego. Rápidamente, el DT explicó: “No está al 100% en lo físico”.

Por suerte para el entrenador y para todo Independiente, el ex Estudiantes pudo recuperar la titularidad recién en la 7º fecha y fue de los 11 iniciales desde el partido frente a Colón, hasta que una molestia lo volvió a dejar afuera contra Sarmiento. No es curioso ni casual que el Rojo volvió al triunfo en esos tres choques que tuvo a Vera durante los 90 minutos (4-1 vs. Colón –pelea la pelota entre cuatro y le queda a Denis en el primer gol–, 3-1 vs. Banfield –marca el segundo de cabeza– y 2-1 vs. Patronato).

Pero luego, otra vez por problemas físicos, el uruguayo nuevamente se vio obligado a alejarse de las canchas, y se evidenció todavía más su importancia dentro del campo de juego: en la 9º fecha, Independiente enfrentó al conjunto de Junín y no supo cómo romper el muro defensivo que planteó el local. En la 10º, el equipo de Mauricio Pellegrino no pudo vencer en Avellaneda a un Olimpo que había perdido casi todos los partidos que había jugado de visitante. En ambos choques, la figura fue el arquero Campaña, pero lo más alarmante, que da más datos a favor del delantero, es que el Rojo pateó solamente una vez al arco en 180 minutos.

El último parte médico indicó que Diego Vera no podrá jugar por al menos 10 días, lo que es un gran dolor de cabeza para Pellegrino y todos los hinchas de Independiente que, estando sólo a cuatro unidades de la punta del campeonato, rezan para recuperar lo más rápido posible a su estandarte del triunfo.

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